jueves, 8 de febrero de 2007

Soledad perra

A mi lista de lecturas preferidas debo añadir, y entre los puestos de honor, Nada de Carmen Laforet. Acabo de terminarla y todavía ando tocadilla, porque es de esos libros que te hacen pensar y que te remueven por dentro. Andrea, la protagonista de la historia, pasea por la Barcelona de posguerra, una ciudad herida de muerte, y sola, rodeada de gente también sola, sobrevive a la vida un día tras otro, muerta de hambre e inquietudes. Y es que la soledad se hace más patente a los ojos de alguien con curiosidad, alguien que sabe mirar y reflexionar sobre lo que tiene alrededor.

Todo esto me ha hecho pensar cuanto de Andrea tengo yo misma y cuanto me gustaría tener. La curiosidad y la soledad, extrañas compañeras ¿no? Y supongo que todos las sentimos en mayor o menor medida. Así, al miedo del que antes hablaba se unen estas dos cualidades tan humanas (y tantas otras de las que seguro hablaré en otras ocasiones) y tan interesantes. Porque la curiosidad nos hace avanzar hacia metas, en cierto modo a hacernos más independientes y en cierto sentido a estar más solos, solos ante nuestros anhelos.

Quizá deberíamos preguntarnos si es buena o mala la soledad (siempre desde la absurdez de estos dos conceptos) y lo más importante, si realmente no queremos estar solos. Supongo que a veces si y a veces no. ¿Lo mejor? rodearte de personas que quieren lo mismo que tu, a veces estar solos, a veces acompañados. Y aunque ya se que es un tópico, es muy cierto que podemos estar completamente tristes y solos rodeados de una eufórica muchedumbre. Es más, podemos no sentirnos solos estándolo físicamente, e incluso estar acompañados y sentir la dulzura de la soledad. Porque la soledad cuando es escogida es dulce, acogedora, silenciosa y cálida. El momento en que lees por la noche en la cama y el silencio parece que te acuna, que te envuelve como un edredón de plumas.

Esta mañana me he levantado y el día era gris, lluvioso y mis hormonas seguían alteradas. Pero como me encanta llevar la contraria pues oye, me ha parecido un bonito día y le he respondido con una sonrisa. Con los años le he tomado el gustillo a la soledad y se que es la mejor forma de escucharnos a nosotros mismos. Así que esto es lo que hoy os recomiendo: relajaos, sentid como fluye el silencio alrededor, acomodaos en vuestra soledad y escuchaos, sois los protagonistas de una bonita historia.

lunes, 22 de enero de 2007

Que miedo, que miedo....

Que miedo. Que estupidez tener miedo. Que rabia tener miedo. ¡QUE MIERDA TENER MIEDO! y es que los miedos dominan nuestras vidas. Nos movemos (o dejamos de hacerlo) en dependencia de ellos, son los que deciden por nosotros, son los que te hacían saltar a una página u otra en nuestros libros de "Elige tu propia aventura". Eso y la curiosidad, esa por la que trampeaba y miraba siempre las dos opciones :P. Pero en la vida no puedes tirar por un camino y si te encuentras con un cartelito de FIN, dar media vuelta y tomar el camino descartado. No, así que el miedo a que eso ocurra nos hace tomar decisiones, y no siempre las buenas, o por lo menos no las más divertidas.

Y no confundo el miedo con el "sentido común", ¿o si? el sentido común no es nada sin el miedo y viceversa. Porque el sentido común se construye en base a nuestras experiencias y por supuesto en dependencia a nuestros miedos. Y nunca son miedos a lo desconocido (esa expresión me parece una estupidez) pues se desarrollan a raíz de lo que sabemos que puede pasar, a los peligros, y por tanto no es desconocido. Sí lo es el resultado, pero también desconocemos el final del otro camino.

Se que resulta todo un poco lioso y que pensaras que tengo una visión bastante negativa de las cosas y del ser humano, ¡pero te equivocas! Soy muy positiva, aunque eso sí, llenita de miedos. Y la verdad, creo que es lo que más me jode del mundo, porque es el miedo el que limita mi libertad. Y manda narices que sea yo misma la que me limite. Ahí se sitúa el dilema: nosotros desarrollamos nuestros miedos (si vale, producto de nuestras experiencias y el contexto que nos rodea) y somos nosotros mismos los que tenemos en nuestra mano matarlos, acabar con ellos. ¿Cómo hacerlo? Ja! La respuesta siempre la encontrarás en los demás. Porque eso sí, los demás siempre ven tus miedos como la mayor de las simplezas. Hay que joderse. Y siempre tienen una solución o consejo en el bolsillo. ¡Que fácil! ¿Dónde estabas tú cuando dudaba en el bosque tenebroso entre el camino que me llevaba a la posada del pueblo o acompañar a los extraños mercaderes que se encaminaban hacia la ciudad?

Pero un día te levantas y estas HARTA de tener ese miedo (no todos, que sería un despertar de los más revolucionario) y te enfrentas a el. Y cuando lo vences te sientes la persona más plena del mundo ¡pletórica! ¡fuerte! Es genial. Así que tu a ti misma te das una lección, que los demás te repetían y tu no querías creer ¿Cómo no vas a poder con eso? Descubres que sí puedes, y que seguramente otro día te levantarás y vencerás esas otras espinitas que tienes clavadas. Así te irás convirtiendo en una persona mejor, más fuerte y más libre.


Hoy cuando he bajado al bar a desayunar y me ha preguntado la camarera que quería he respondido feliz: un té y un pincho de miedo. GRACIAS.

lunes, 15 de enero de 2007

FIEBRE DEL VIERNES NOCHE (Y DEL SABADO, DOMINGO..)

No se muy bien si debería comenzar a contaros toda mi vida desde el principio (sí, desde el principio de los tiempos, tal y como haría mi amigo Dani). La verdad es que me da bastante pereza, y aunque momentos divertidos he tenido a miles (ahora mismo me vienen noches memorables en las que gritabamos a taxistas o arreglabamos el mundo llorando porque la gente ES QUE NO TIENE CULTURA!) paso de recordar malos momentos, no vaya a ser que me amarguen el día. Además, para ser una buena Perra del Averno, los malos momentos deben servir a una misma para aprender, nunca para que los demás aprendan de ti. Por si acaso.

Así que bueno, supongo que poco a poco iré contando historias que me han ocurrido (no prometo que siempre sean verdaderas jeje), pero seguramente se remitirán a un pasado próximo. Tan próximo como en esta ocasión.

El viernes la fiebre casi termina con mis neuronas más queridas. Como poco recibieron una buena calentura (y no de las que yo habría preferido) y la verdad es que he pasado un fin de semana bastante jodido. (Nota de la autora: si a alguien le molestan las palabras mal sonantes, que deje de leer este blog, los primero porque a mi me suenan estupendamente y lo segundo... porque es mi puto blog hostia, je). En fin, que hoy es lunes y todavía quedan resquicios de la fiebre, restos que he querido compartir con vosotros, mientras veo con mis compañeros de piso Padre de Famila, la serie mas delicada de la parrilla televisiva. Hasta ahora sosteníamos la teoría de que todo lo que ocurre en la vida ya había pasado en Friends o los Simpsons, pero la verdad es que visto como esta el mundo habrá que añadir esta serie tan "realista".

Pero bueno, tampoco me voy a poner a hablar de lo mal que está el mundo. ¿O si? la verdad es que me pongo de los nervios cuando veo a ciertos representantes de la derecha española (seguramente cualquier representante de ese lado me pondría enferma) salir en la televisión exponiéndonos a gritos lo gilipollas que deben pensar que somos. ¿Para que intentar explicar o comprender sus actos? creo que han llegado a un punto en el que incluso la discusión pierde su sentido para dejar paso a la mala hostia sin mas. Porque ni siquiera tienen una disculpa ideológica, su falta de valores es vergonzosa y su vulnerabilidad para mostrarlo todavía más descarada.

En fin, que en mi delirio findesemanil, entre cabezada y cabezada, me ha dado tiempo a pensar en muchas cosas (ejercicio que practico a veces en demasía) y la mala leche no me ha vencido gracias a los mimos y cuidados de mi troglodita tudelano.

Menos mal que la sociedad, supuestamente, tenemos la última palabra y el poder de ignorar a esta gentuza. Claro que sólo supuestamente.

jueves, 11 de enero de 2007

Bienvenidos a mi hoguera, paganos

La envidia es el gran motor del mundo, siempre nos movemos por el deseo de algo que otra persona ya tiene, siempre ansiamos lo que los demás poseen. Y yo, como buena perra, soy una envidiosa de primer nivel. Así que bueno, vi que todos teniais un blog y como no...¡yo también quiero uno! Espero que no sea un capricho de esos que deseas con todas tus fuerzas y que una vez lo tienes pierde todo el interés.

Estoy encantada de haber ocupado, cual colona o parasito, mi sitio entre vosotros.

Os espero junto a la hoguera para contarnos historias de miedo.