Que miedo. Que estupidez tener miedo. Que rabia tener miedo. ¡QUE MIERDA TENER MIEDO! y es que los miedos dominan nuestras vidas. Nos movemos (o dejamos de hacerlo) en dependencia de ellos, son los que deciden por nosotros, son los que te hacían saltar a una página u otra en nuestros libros de "Elige tu propia aventura". Eso y la curiosidad, esa por la que trampeaba y miraba siempre las dos opciones :P. Pero en la vida no puedes tirar por un camino y si te encuentras con un cartelito de FIN, dar media vuelta y tomar el camino descartado. No, así que el miedo a que eso ocurra nos hace tomar decisiones, y no siempre las buenas, o por lo menos no las más divertidas.
Y no confundo el miedo con el "sentido común", ¿o si? el sentido común no es nada sin el miedo y viceversa. Porque el sentido común se construye en base a nuestras experiencias y por supuesto en dependencia a nuestros miedos. Y nunca son miedos a lo desconocido (esa expresión me parece una estupidez) pues se desarrollan a raíz de lo que sabemos que puede pasar, a los peligros, y por tanto no es desconocido. Sí lo es el resultado, pero también desconocemos el final del otro camino.
Se que resulta todo un poco lioso y que pensaras que tengo una visión bastante negativa de las cosas y del ser humano, ¡pero te equivocas! Soy muy positiva, aunque eso sí, llenita de miedos. Y la verdad, creo que es lo que más me jode del mundo, porque es el miedo el que limita mi libertad. Y manda narices que sea yo misma la que me limite. Ahí se sitúa el dilema: nosotros desarrollamos nuestros miedos (si vale, producto de nuestras experiencias y el contexto que nos rodea) y somos nosotros mismos los que tenemos en nuestra mano matarlos, acabar con ellos. ¿Cómo hacerlo? Ja! La respuesta siempre la encontrarás en los demás. Porque eso sí, los demás siempre ven tus miedos como la mayor de las simplezas. Hay que joderse. Y siempre tienen una solución o consejo en el bolsillo. ¡Que fácil! ¿Dónde estabas tú cuando dudaba en el bosque tenebroso entre el camino que me llevaba a la posada del pueblo o acompañar a los extraños mercaderes que se encaminaban hacia la ciudad?
Pero un día te levantas y estas HARTA de tener ese miedo (no todos, que sería un despertar de los más revolucionario) y te enfrentas a el. Y cuando lo vences te sientes la persona más plena del mundo ¡pletórica! ¡fuerte! Es genial. Así que tu a ti misma te das una lección, que los demás te repetían y tu no querías creer ¿Cómo no vas a poder con eso? Descubres que sí puedes, y que seguramente otro día te levantarás y vencerás esas otras espinitas que tienes clavadas. Así te irás convirtiendo en una persona mejor, más fuerte y más libre.
Hoy cuando he bajado al bar a desayunar y me ha preguntado la camarera que quería he respondido feliz: un té y un pincho de miedo. GRACIAS.
Y no confundo el miedo con el "sentido común", ¿o si? el sentido común no es nada sin el miedo y viceversa. Porque el sentido común se construye en base a nuestras experiencias y por supuesto en dependencia a nuestros miedos. Y nunca son miedos a lo desconocido (esa expresión me parece una estupidez) pues se desarrollan a raíz de lo que sabemos que puede pasar, a los peligros, y por tanto no es desconocido. Sí lo es el resultado, pero también desconocemos el final del otro camino.
Se que resulta todo un poco lioso y que pensaras que tengo una visión bastante negativa de las cosas y del ser humano, ¡pero te equivocas! Soy muy positiva, aunque eso sí, llenita de miedos. Y la verdad, creo que es lo que más me jode del mundo, porque es el miedo el que limita mi libertad. Y manda narices que sea yo misma la que me limite. Ahí se sitúa el dilema: nosotros desarrollamos nuestros miedos (si vale, producto de nuestras experiencias y el contexto que nos rodea) y somos nosotros mismos los que tenemos en nuestra mano matarlos, acabar con ellos. ¿Cómo hacerlo? Ja! La respuesta siempre la encontrarás en los demás. Porque eso sí, los demás siempre ven tus miedos como la mayor de las simplezas. Hay que joderse. Y siempre tienen una solución o consejo en el bolsillo. ¡Que fácil! ¿Dónde estabas tú cuando dudaba en el bosque tenebroso entre el camino que me llevaba a la posada del pueblo o acompañar a los extraños mercaderes que se encaminaban hacia la ciudad?
Pero un día te levantas y estas HARTA de tener ese miedo (no todos, que sería un despertar de los más revolucionario) y te enfrentas a el. Y cuando lo vences te sientes la persona más plena del mundo ¡pletórica! ¡fuerte! Es genial. Así que tu a ti misma te das una lección, que los demás te repetían y tu no querías creer ¿Cómo no vas a poder con eso? Descubres que sí puedes, y que seguramente otro día te levantarás y vencerás esas otras espinitas que tienes clavadas. Así te irás convirtiendo en una persona mejor, más fuerte y más libre.
Hoy cuando he bajado al bar a desayunar y me ha preguntado la camarera que quería he respondido feliz: un té y un pincho de miedo. GRACIAS.